
Después de sacudirnos con No soy ningún santo, una canción que aborda relaciones tóxicas y maltrato psicológico, Roi Porto vuelve a abrirse en canal con Hace ya tiempo que no estoy contento, un tema que profundiza aún más en la salud mental y en la necesidad de poner límites, no solo a parejas, sino también a amistades y entornos dañinos. La evolución temática no es casual: nace de un proceso personal intenso que ha transformado tanto su vida como su forma de componer.
En esta entrevista, el artista habla con honestidad sobre cómo atravesar un momento oscuro lo llevó a escribir, por primera vez, una canción completamente solo, desde la letra hasta parte de la melodía, y cómo ese proceso creativo le sirvió de catarsis. El resultado es un tema poderoso, con un mensaje claro: a veces, para seguir adelante, hay que tener el valor de cerrar etapas, incluso si eso significa quedarse solo por un tiempo.
Pero esta conversación va mucho más allá de la música. Hablamos también del papel crucial de los espacios LGTBIQA+ en una sociedad donde la ultraderecha avanza peligrosamente, de la importancia de no encasillarse en guetos y de la necesidad de una visibilidad real, que no dependa únicamente de campañas oportunistas durante el Mes del Orgullo. La suya es una voz que apuesta por la mezcla, la diversidad y la ocupación de todos los espacios, sin miedo ni concesiones.
Además, nos adentramos en el universo visual de su nuevo sencillo —el artista quiso dar un giro camp a American Psycho—, así como en sus proyectos actuales, que incluyen una colaboración con Sofía Cristo, una gira que lleva el Orgullo a los pueblos y su postulación al Benidorm Fest.
Lea la entrevista completa con Roi Porto a continuación y descubra cómo transforma el dolor en música, el activismo en fiesta y la pista de baile en trinchera:
La última vez que hablamos, habías estrenado No soy ningún santo, una canción que abordaba una relación tóxica y el maltrato psicológico. Ahora has dado un paso más y hablas no solo de dejar a una pareja, sino también de alejarse de situaciones o amistades que pueden resultar dañinas. ¿Por qué crees que es importante hablar de estos temas?
Creo que la salud mental y el priorizarse a uno mismo son fundamentales. Y no hablo de egoísmo, sino de un acto de autocuidado, de buscar estar bien para poder relacionarse de forma sana con los demás. Cuanto mejor estés, mejores serán tus vínculos, ya sea con familiares, amistades o cualquier otra persona.
En mi caso, me vi atrapado en un momento complicado del que no sabía cómo salir, y eso afectaba a mi día a día. Sentí la necesidad de romper con determinadas personas y situaciones para poder salir adelante. Una vez más, la música fue mi terapia. Solo con escribir y grabar la canción, ya sentí que me colocaba fuera de todo eso que me hacía mal.


¿Quién está detrás de la creación de la canción?
La letra la escribí yo al 100%. La melodía la compuso mi productor, Juan Sueiro, aunque en este caso el estribillo también lo compuse yo. Me vino a la cabeza como una revelación, tanto la letra como la melodía, en un momento en el que estaba bastante agobiado. En cuestión de segundos ya tenía la melodía completa y encajaba a la perfección.
¿Y fue la primera vez que escribiste una canción entera tú solo?
Sí. Siempre escribo mis letras, pero a veces el productor me ayuda o componemos juntos, como en el caso de Maximiliano Calvo. Pero esta vez, me pasó una melodía y, sobre eso, escribí la letra. Fue un reto, aunque es algo que me da vida y me gusta. Es la primera vez que estoy tan involucrado en todo el proceso y, por eso mismo, siento que ha sido una verdadera terapia instantánea.
Tú, que eres una criatura de la noche, ¿qué importancia tienen los bares de ambiente, sobre todo en un contexto donde hay persecución hacia personas trans y amenazas a los derechos del colectivo LGTBIQA+?
Me parecen espacios imprescindibles. Siempre han sido lugares seguros, donde nos hemos empoderado y nos hemos venido arriba. En la pista de baile nos hemos hecho fuertes porque era un entorno donde podíamos relacionarnos con naturalidad.
Ahora bien, también pienso que a veces nosotros mismos nos encerramos en un gueto, y soy mucho más partidario de la diversidad. Tengo un club en A Coruña que siempre ha defendido la inclusión de todo tipo de público. La gente va a divertirse, no a juzgar si alguien es maricón o hetero.
Me parece genial que existan espacios LGTBI seguros, pero aún más interesante es que en pleno siglo XXI rompamos esas barreras y todo confluya en un espacio común. En Madrid eso no ocurre tanto: está todo muy segmentado, incluso por tipo de música o edad. Hay locales de pop para gente joven, de House tipo circuit, de techno, que es donde me muevo más ahora. Pero la mezcla me parece lo ideal, el futuro.
Creo que las nuevas generaciones ya no tienen tantos prejuicios. Van a disfrutar con todo tipo de personas, y eso me parece muy sano.




Este año, hay proyecciones en EE.UU. que indican que el 40% de las marcas no participarán en el Orgullo. ¿A qué crees que se debe?
No creo mucho en eso de poner una banderita en un producto. Que ciertas marcas no participen este año me parece bien, según he leído esto viene por miedo a Trump. Me parece muy peligroso que la ultraderecha esté haciéndose como el mundo, pero la visibilidad creo que no va por ahí.
La visibilidad no debería depender de que una marca invierta dinero solo en junio. El Orgullo debería ser todo el año. Me interesa que las marcas que nos apoyen tengan un compromiso real, que no se trate solo de visibilidad, sino de integración del colectivo, porque al final somos personas y tenemos una vida normal.
Siempre hago activismo desde la libertad: entrar en cualquier bar, ser como soy. Y si alguien tiene un problema con eso, desde mi punto de vista, es problema suyo, no mío.
Me gusta pensar que ocupar espacios no queer ayuda a normalizar nuestra presencia. Quizás al principio alguien te mira raro, pero con el tiempo se vuelve cotidiano. Yo no voy por la vida pensando “soy un maricón” todo el tiempo. Entro a cualquier lugar sin miedo.
Sé que mi posición es privilegiada, y que no represento toda la disidencia queer, a la que apoyo profundamente. Pero por eso mismo creo que no debemos conformarnos con una marca de champú con una bandera en junio. Eso no sirve de mucho, especialmente para quienes están en contra. No les va a cambiar nada.
El visual del sencillo es muy ‘gore’: American Psycho para las fotos promocionales y una cirugía para la portada. ¿Por qué te decantaste por esos temas?
Me encanta la iconografía de American Psycho y quería abordarla desde lo camp. Me hizo mucha gracia el doble sentido de la frase “Hace ya tiempo que no estoy contento” y pensar en alguien que, harto, se pone a asesinar gente, algo que no tiene nada que ver conmigo, claro [risas]. Pero ese contraste me pareció divertido y estéticamente coherente.
Pelayo hizo un trabajo fantástico y el resultado me encanta. En la portada aparece una lobotomía. La canción se llama Hace ya tiempo que no estoy contento, y la idea era representar una forma simbólica de avanzar en la vida: una lobotomía para quedarme tonto y, por ende, feliz. Me parecía gracioso. Quise hacerlo un poco moderno con el láser, pero la idea original era esa.
Hoy justamente se ha estrenado tu colaboración con Sofía Cristo. Cuéntanos un poco sobre ella.
Sí, ¡se estrenó hoy! Es una versión techno de Ritmo de la noche, con Sofía Cristo, a quien adoro. La grabamos con un toque un poco porno, está muy divertida. Tenía muchas ganas de que saliera.
¿Estás trabajando en otros proyectos actualmente?
Sí, estamos con la gira de Orgullo de Pueblo, que ya va por su cuarto año. Llevamos el Pride a pueblos pequeños, donde más falta hace esa visibilidad que no tienen en su día a día.
También estoy preparando música nueva que saldrá en septiembre y octubre. Y me estoy presentando al Benidorm Fest, así que estoy metido de lleno en eso también.


Ya puedes escuchar Ritmo de la noche, junto a Sofía Cristo, en este enlace.
Hace ya tiempo que no estoy contento ya está fuera. Dale play aquí: